Después de un retroceso de los movimientos contra las deudas ilegítimas entre 2016 y 2022 ¿habrá un reinicio en 2023?
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Después de un retroceso de los movimientos contra las deudas ilegítimas entre 2016 y 2022 ¿habrá un reinicio en 2023?

Eric Toussaint reflexiona sobre las perspectivas de la lucha internacional contra las deudas ilegítimas.

Eric Toussaint 11 jul 2022, 15:29

Via CADTM

El periodo de retroceso de los movimientos de “deuda” entre 2016 y 2022

El período 2016-2022 ha estado marcado por un retroceso de los movilizaciones contra las deudas ilegítimas a escala planetaria, con algunas excepciones importantes: Argentina desde 2020, Puerto Rico en 2017-2019, Líbano 2019-2020, Sri Lanka 2022, etc..

La red CADTM se ha visto afectada por este retroceso que aún no ha terminado. También se han visto afectadas otras organizaciones que trabajan en el tema de las deudas ilegítimas.

La causa del retroceso de los movimientos contra la deuda ilegítima se puede resumir en tres grandes acontecimientos que han tenido un efecto diferente según las grandes regiones en las que opera el CADTM:

  1. El retroceso muy significativo en Europa se debe a la capitulación del gobierno griego ante los acreedores en el verano de 2015, el giro hacia la moderación de Podemos en España y los efectos de la política de inyección masiva de liquidez llevada a cabo por el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra junto con una política de tasa de interés cero.
  2. Un segundo factor atañe a casi todo el planeta. La mayoría de los países del Sur y del Norte pudieron refinanciar «fácilmente» sus deudas aprovechando las consecuencias de la política muy activa de los principales bancos centrales del Norte. La política de los principales bancos centrales del Norte desde 2008 consiste a grandes rasgos en aplicar un tipo de interés cero, una inyección masiva de liquidez en beneficio de los bancos privados y los mercados financieros que los han reciclado comprando deuda pública en todo el mundo, y con la pandemia se ha añadido una flexibilización máxima de la disciplina de “austeritaria” presupuestaria. La existencia de una enorme liquidez a disposición de los bancos y otros sectores del Gran capital (fondos de inversión, grandes empresas, fondos de cobertura/hedge funds, fondos buitres, etc.) les ha servido en particular para comprar deuda pública emitida por Estados que antes no tenían acceso a los mercados financieros. Esto ha creado una especie de euforia propia de épocas en las que los flujos financieros privados van de norte a sur hasta que se produce un cambio de situación (que aún no se ha producido pero que se está empezando a manifestar). Por supuesto, ha habido excepciones y una serie de países del Sur han tenido dificultades para pagar sus deudas (Zambia, Venezuela, Argentina, Líbano, etc.).
  3. La situación de los países exportadores de materias primas ha mejorado desde 2020-2021 a medida que sus ingresos han aumentado gradualmente, lo que les ha ayudado a mantener el pago de sus deudas.

2022: ¿un año crucial?

Probablemente estemos viviendo en 2022 un año clave porque se están produciendo cambios en el Norte que domina el planeta. Esto es consecuencia principalmente de la nueva guerra que se inició en Europa a finales de febrero de 2022 y de la especulación que están provocando un incremento muy fuerte de precios de los cereales (y por contagio especulativo de otros alimentos). Ahora bien, una parte importante de los países del Sur se han vuelto cada vez más dependientes de sus importaciones de cereales porque han seguido las recomendaciones de instituciones como el Banco Mundial y el FMI. Han abandonado el apoyo a sus productores y productoras locales. Países que importaban relativamente pocos cereales hace 50 o 60 años se han vuelto cada vez más dependientes de las importaciones de cereales y otros alimentos vitales para su población. A medida que los precios de los cereales y otros alimentos aumentan considerablemente, la factura de sus importaciones también aumenta y comienzan a quedarse sin divisas tanto para pagar esa factura como para pagar la deuda externa.

Para países como Sri Lanka, que perdieron gran parte de sus ingresos por turismo durante la pandemia de 2020-2022 y tienen que importar casi todos sus combustibles y parte de sus alimentos, la situación es pura y simplemente insostenible.

Por el contrario, los países exportadores de petróleo y gas pueden afrontar con menor dificultad el aumento de la factura de importación de alimentos porque el precio del barril de petróleo ha alcanzado o superado los 100 dólares desde la invasión de Ucrania por Rusia. Los ingresos adicionales generados por la venta de su petróleo, gas y otras materias primas en el mercado mundial les permite hacer frente a la creciente factura de la importación de alimentos.

La situación es desigual pero también combinada porque va a comenzar a tener impacto a nivel mundial el aumento de las tasas de interés como consecuencia del giro en la política financiera tomado por los principales bancos centrales del Norte. La Reserva Federal de EE. UU. (Fed) inició el movimiento alcista con fuerza, el Banco de Inglaterra la siguió y el Banco Central Europeo también se está preparando para comenzar a subir las tasas de interés, el Banco de China también subió las tasas,….

La Fed se había comprometido a aumentar el tipo en un 0,25 % mensual para alcanzar un tipo superior al 1 % a finales de 2022; con la inflación en un nivel alto, la Fed sube la tasa de interés más rápido de lo esperado inicialmente. La mediana de las previsiones de los miembros del comité de política monetaria de la Fed (el FOMC, Federal Open Market Committee) da ahora un tipo de referencia del 3,4% a finales de 2022 y del 3,8% en 2023, mientras que su previsión de marzo de 2022 lo situaba en 1.9% para el cierre de este año. Existe el riesgo de una nueva crisis, porque una tasa de interés más alta alentaría la repatriación de capitales a Estados Unidos -y a Europa si el Banco Central Europeo va en esa dirección- y aumentaría la prima de riesgo que deberían pagar los países endeudados. Por lo tanto, hoy no hay una crisis de deuda generalizada, pero se dan las condiciones para que la haya.

Así que probablemente estemos viviendo un año crucial que podría conducir a un fuerte aumento de las dificultades de pago de la deuda a finales de 2022 o en 2023 para toda una serie de países a escala planetaria, pero especialmente en el Sur global. Lo anterior es un pronóstico y como cualquier pronóstico debe tomarse con cautela.

También es importante entender de dónde se viene. Una mirada por el espejo retrovisor es necesaria.

Cabe recordar que una crisis de la deuda pública afectó a la economía mundial durante la década de 1980. Fue principalmente el resultado de la decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de aumentar, a partir de octubre de 1979, de manera unilateral, brutal y en enormes proporciones, las tasas de interés. Los efectos negativos de esta decisión combinados con la caída del precio del petróleo a partir de 1981 y la recesión mundial de 1982-1983 fueron devastadores.

Todo esto se inscribía también en el gran giro neoliberal 1979-1980 que tomó la Gran Bretaña de Margaret Thatcher y los Estados Unidos bajo la presidencia de Ronald Reagan. A partir de 1985, gracias en particular a líderes como Fidel Castro y Thomas Sankara, se tomaron iniciativas para denunciar el pago de las deudas reclamadas al Tercer Mundo, ahora llamado Sur Global. Cuba suspendió el pago de su deuda externa al Club de País desde 1986 (y hasta 2014).

Poderosas movilizaciones se dieron tanto en el Sur como en el Norte del planeta. Este poderoso movimiento logró movilizar cada vez decenas de miles o incluso cientos de miles de manifestantes durante las reuniones anuales del Banco Mundial, el FMI, el G7. Una gran campaña por la anulación de las deudas de los países pobres culminó en 1999 con una movilización masiva en Colonia (Alemania) durante una reunión del G7 con la entrega de una petición respaldada por 17 millones de firmas. Fue durante la década de 1990 cuando nacieron las distintas redes internacionales de lucha contra la deuda ilegítima, el CADTM en 1990, luego Eurodad-Afrodad y Latindadd, la campaña Jubileo 2000 en 1998-1999, Jubileo Sur en 1999,… Se produjeron convergencias con otras campañas sobre otros temas y el Foro Social Mundial nació en 2001. Numerosas organizaciones contra las deudas ilegítimas nacieron en muchos países de todo el planeta.

A partir de 2001, Argentina bajo la presión popular entró en suspensión de pago de gran parte de su deuda externa. A partir de 1999-2000, la reivindicación de una auditoría ciudadana de la deuda para promover la denuncia y el impago del pago de la deuda ganó terreno con, como movimientos emblemáticos, los del Estado español (Red Ciudadana por la Abolición de la deuda RCADE) y de Brasil con el plebiscito para la auditoría de la deuda en 2000 (en el que participaron 6 millones de personas) y el nacimiento de la auditoría ciudadana de la deuda de Brasil. La propuesta de una auditoría ciudadana de la deuda ganaba cada vez más terreno y en 2007 Ecuador daba el ejemplo de la creación por parte del gobierno de una comisión para la auditoría integral de la deuda (la CAIC). Sobre la base de la auditoría, Ecuador suspendió los pagos de la deuda y obtuvo una gran victoria contra sus acreedores en 2009. El ejemplo ecuatoriano tuvo repercusión internacional en círculos limitados pero muy activos.

La crisis financiera internacional de 2008, seguida de una crisis económica mundial en 2009, seguida ella también de una crisis de las deudas en Europa a partir de 2010, llevó a los movimientos contra las deudas ilegítimas a experimentar un gran desarrollo en el Norte global. Esto se vio amplificado en 2011 por la Primavera Árabe por un lado, y por otro lado por el movimiento Indignados en España, el movimiento de ocupación de plazas en Grecia, Occupy Wall Street en Estados Unidos y movimientos similares en otros países del Norte.

Entre 2011 y 2015 en muchos países europeos se desarrollaron importantes colectivos para la auditoría ciudadana de las deudas y la denuncia del pago de deudas ilegítimas

2015 con la victoria de Syriza en Grecia y la elección en España de un centenar de ayuntamientos del cambio fue el punto culminante de una potente oleada de movimientos de deuda en Europa.

2015 fue también el comienzo del declive de los movimientos antideuda.

La capitulación del gobierno griego encabezado por Alexis Tsipras ante los acreedores en el verano de 2015 inició el comienzo del retroceso. Le siguió el giro hacia la moderación de Podemos en España y la incapacidad de los gobiernos municipales de izquierda en España para constituir una verdadera estrategia frente al gobierno central, particularmente en el tema de la deuda. En Túnez, el declive también comenzó con la incapacidad de los diputados del Frente Popular para plantear una estrategia coherente y ofensiva sobre la deuda y otros asuntos de la mayor importancia.

El retroceso no tuvo lugar en todas partes al mismo tiempo. Por ejemplo, en Italia comenzó dos o tres años después, alrededor de 2018.

El retroceso no fue generalizado porque hubo un gran levantamiento popular en Líbano en 2019-2020 durante el cual el tema de la deuda tomó un lugar significativo. También hubo importantes movilizaciones contra la deuda en Puerto Rico entre 2016 y 2019. Y luego se produjeron las grandes movilizaciones en Argentina desde 2019-2020 hasta hoy.

En 2022, las enormes movilizaciones en Argentina y Sri Lanka vinculadas directamente a la deuda quizás presagian lo que podría suceder en los próximos años en diferentes partes del planeta. El rechazo a las políticas neoliberales impuestas para pagar la deuda no será el único motivo de las movilizaciones porque los diferentes aspectos de la crisis global del sistema capitalista están interconectados: crisis alimentaria, crisis sanitaria, crisis ecológica, crisis migratoria, crisis energética, crisis política, crisis económica, …

En los Estados Unidos la deuda estudiantil ha alcanzado 1.700 millardos de dólares US. Entre las medidas tomadas para hacer frente a la pandemia del coronavirus Trump puso en pie una moratoria en 2020, medida prolongada por Joe Biden en varias ocasiones. La Fed advierte de un riesgo de no pago cuando se retomen los pagos de dichas deudas.

En conclusión, es posible que, a escala internacional, los movimientos que cuestionan el sistema de deuda retomen amplitud a partir de 2023. Debemos prepararnos y contribuir a ello.


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