Ayer, 29 de abril, comenzó la huelga de los trabajadores de la construcción y el 23 de abril inició la poderosa huelga de los trabajadores de la educación. Los dos sindicatos más fuertes de Panamá están en las calles exigiendo la inmediata derogación de la Ley 462, que reformó el sistema de seguridad social, eliminando el régimen solidario de pensiones y transfiriendo al sector bancario las jubilaciones de miles de trabajadores, además de aumentar la edad mínima de jubilación; también protestan contra la reanudación de las operaciones de la minera First Quantum y la firma de un memorando de cooperación entre Estados Unidos y Panamá que autoriza la instalación de tres bases militares, más de 2.000 soldados y la exención del peaje para que buques militares crucen el canal.

El Congreso de Panamá aprobó una reforma neoliberal al sistema de seguridad social que aumenta la edad mínima de jubilación, transfiere los fondos de pensiones al sector financiero y extingue el régimen solidario. La ASOPROF (sindicato de los profesores) y el SUNTRACS (sindicato de la construcción) encabezan las movilizaciones. La derogación de la Ley 462 es estratégica, ya que la derrota del gobierno representa una victoria para el pueblo panameño y pondrá al gobierno de Raúl Molino a la defensiva en relación con el regreso de las operaciones de First Quantum y el memorando firmado con Estados Unidos.

En 2023, las movilizaciones masivas se generalizaron en Panamá, y en el centro de las protestas estaba la exigencia de poner fin a las operaciones de la minera First Quantum, de capital canadiense, estadounidense, chino y surcoreano. La minería a cielo abierto es una de las formas más agresivas de extracción, provocando deforestación, contaminación del suelo y otros impactos ambientales. Frente a este crimen ambiental, comunidades tradicionales, pueblos indígenas, jóvenes y trabajadores, liderados por el SUNTRACS y la ASOPROF, protagonizaron una jornada de movilizaciones que derrotó al gobierno y a la transnacional First Quantum, que había extraído de Panamá casi la mitad de sus ganancias globales hasta 2023.

“La constitución panameña prohíbe la administración de los recursos naturales de Panamá por estados extranjeros. FQM es propiedad de capital canadiense, estadounidense, surcoreano y chino. No se trata solo de una empresa extranjera privada, sino que también es parcialmente propiedad de capital de esos países. A pesar de ello, la empresa explotó cobre y otros minerales en la mina sin pagar impuestos entre 2017 y 2023. Según los informes financieros de FQM, la mina Cobre Panamá fue responsable del 48% de las ganancias globales de FQM.”¹

Incluso ante todas estas irregularidades, el gobierno panameño presentó un proyecto para renovar la concesión a la minera, que fue analizado y aprobado por el Congreso en tiempo récord.

“… el Congreso aprobó el contrato el 21 de octubre, después de solo tres días de debate. Esto provocó una explosión social en un país ya harto del alto precio de los medicamentos, la falta de seguridad social y el elevado costo de vida.”²

Las movilizaciones lograron en las calles una victoria histórica, un hito en la lucha ambiental y una derrota sin precedentes tanto para la transnacional First Quantum como para el gobierno de Raúl Molino.

Neocolonialismo estadounidense vs. movilización popular

El pequeño país ubicado en América Central fue una invención de la política injerencista de Estados Unidos a finales del siglo XIX, con el objetivo de viabilizar la construcción y el control del canal que une el océano Pacífico con el Atlántico, facilitando el desplazamiento de la flota estadounidense durante la guerra contra el imperio español, marcando así el inicio de la política colonial de la naciente potencia capitalista.

El recién creado Panamá formalizó un acuerdo que garantizó a Estados Unidos casi un siglo de control sobre el canal, el establecimiento de una zona militarizada y el uso de mano de obra esencialmente estadounidense. En diciembre de 1999, tras casi un siglo y múltiples episodios de lucha popular, el canal fue finalmente devuelto a Panamá.

Las declaraciones de Donald Trump, al asumir el gobierno, anunciaron sin pudor la orientación neocolonial de Estados Unidos, colocando en el centro la guerra económica con China. En este contexto, el control del canal de Panamá es clave. El 10 de abril, la visita del Secretario de Defensa Pete Hegseth concretó las amenazas de Trump. En el memorando de entendimiento, además de la exención del peaje para buques militares estadounidenses, se acordó la instalación de bases militares en Panamá, la permanencia de tropas —ya más de 3.000 hombres— y la cesión de territorio panameño para ejercicios militares. Al mismo tiempo, el gobierno panameño amenaza con revocar la concesión china para operar dos puertos en los extremos del canal.

Ante la ofensiva neocolonial de Donald Trump y el servilismo del gobierno reaccionario de Raúl Molino, la huelga nacional de los trabajadores panameños pone en el centro de las movilizaciones la lucha anticolonial por la soberanía nacional, el control panameño del canal y contra la presencia militar en territorio nacional.

Hasta el momento, los informes que llegan desde Panamá indican que la huelga está generalizada entre los dos principales sectores, cuenta con un fuerte apoyo popular y juvenil, pero está siendo duramente reprimida por el gobierno, con denuncias de decenas de detenidos en varias provincias del país.

Todo el apoyo y solidaridad con el pueblo panameño. La victoria del pueblo panameño es una victoria de toda América Latina y una derrota para Donald Trump y Raúl Molino.

¹https://movimentorevista.com.br/2024/01/a-extracao-mineral-deve-ser-suspensa-imediatamente/
² ibidem

Foto: The Washington Post
https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2022/08/01/panama-protestas-2022-laurentino-cortizo-nito

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Foto: Telesur
https://ikona.telesurtv.net/content/uploads/2025/03/panama-manifestacion.webp