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Desde su elección en junio de 2019, el primer ministro Mitsotakis ha intensificado los ataques contra los jóvenes y los trabajadores, aprovechando su resentimiento por los cuatro años de gobierno de Syriza y la división en la izquierda. Recientemente, Kyriakos Mitsotakis disolvió el parlamento griego y convocó elecciones legislativas anticipadas para el 21 de mayo.

A pesar de las brutales medidas antisociales y represivas, las luchas no han cesado desde 2019, y aunque no han cambiado profundamente el panorama de la izquierda, su diversidad y masividad siguen siendo un signo de esperanza más allá de las elecciones parlamentarias del 21 de mayo.

Las luchas de los trabajadores a pesar de los obstáculos

Al igual que durante los memorandos (las dictaduras de austeridad impuestas por la Unión Europea a los gobiernos de Syriza), las luchas se han centrado en los salarios y las condiciones laborales, que el gobierno ha vuelto cada vez más difíciles. A principios de este año, los accidentes laborales mortales se han multiplicado. En el sector público, el gobierno intenta ilegalizar las numerosas huelgas contra la política de “evaluación”, que significa salarios “por mérito” y retrocesos. Sin embargo, un obstáculo importante es la estructura sindical: frente a la dirección burocrática de la confederación única del sector privado y la división, la cuestión de reconstruir la herramienta sindical es un tema central relacionado con una cuestión que no se ha abordado lo suficiente, la unidad de clase, que es decisiva para el futuro cercano.

Además de las jornadas nacionales de huelga (de 24 horas), siempre muy participativas, la actividad reivindicativa se ha mantenido en muchos sectores: luchas victoriosas por convenios colectivos en efood y los estibadores de Cosco. Las luchas populares con participación sindical, como la que se está llevando a cabo contra la privatización del agua, refuerzan el espíritu de lucha: recientemente, 25,000 personas se reunieron en Salónica y el Ayuntamiento de Atenas se niega a liberar la plaza central para una manifestación similar hoy. El apoyo continúa a la ejemplar lucha de la fábrica VIOME, ocupada durante diez años y relanzada por los trabajadores.

Luchas contra el estado policial y en muchos sectores

La resistencia mostró su fuerza en el verano de 2019 contra el fin del asilo para los refugiados y luego contra la creación de una policía universitaria: el movimiento estudiantil hizo retroceder al gobierno. Durante la pandemia, se llevaron a cabo grandes movilizaciones contra el estado policial deseado por Mitsotakis y la gestión médica catastrófica, con enérgicas luchas en los hospitales públicos. Si bien el movimiento ambientalista no se ha extendido a nivel nacional como en otros países, hay numerosas luchas locales en defensa de los crecientes ataques al medio ambiente, mientras Mitsotakis planea acelerar la perforación submarina con la anacrónica ambición de convertir a Grecia en un campeón de la extracción de hidrocarburos… Las luchas antirracistas han disminuido en intensidad, a pesar de la actividad de asociaciones como el movimiento KEERFA (Unidos contra el Racismo y los Fascistas), pero la vigilancia antifascista sigue siendo fuerte, como lo demuestran cada año las grandes manifestaciones que conmemoran el asesinato del rapero Fyssas por los nazis. También mencionemos las luchas recientes en el sector cultural y arqueológico (privatización de los museos nacionales) o contra la confiscación de bienes…

Pero la lucha más destacada, que llevó a cientos de miles de griegos a las calles, estalló en marzo después del drama ferroviario de Tèmbi: a pesar de las maniobras para encubrir su evidente responsabilidad, Mitsotakis no podrá evitar que las elecciones resuenen con la ira expresada en el lema “Nuestros muertos, sus ganancias”, con todas las implicaciones de ruptura con la carrera desenfrenada del capitalismo. 

A. Sartzekis

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