El racismo en Brasil sigue firme en su cara más violenta: contando las muertes de negros día tras día. Los casos de violencia, así como el hambre, la miseria, el desempleo y la falta de vivienda demuestran cómo la crisis tiene sus principales víctimas, y cada vez es más evidente quiénes son los más vulnerables, quiénes llevan consigo un blanco y quiénes no tendrán acceso a derechos. El legado de la esclavitud y la consolidación del racismo como elemento estructurante del sistema capitalista deja sólo la política de precariedad, encarcelamiento y muerte para mantener las ganancias de una burguesía mayoritariamente blanca y racista.

El caso Moise Kabagambe volvió a conmocionar al país. Joven congoleño de 24 años que llegó a Brasil como refugiado con su familia. Dejó su país para intentar sobrevivir y buscar un futuro. El racismo y la xenofobia, sin embargo, le quitaron la vida. El joven inmigrante fue torturado públicamente hasta la muerte por cobrarles el pago de dos trasnochadas, por un valor de 200 reales, en un quiosco llamado Tropicália en el Puesto 8 en Barra da Tijuca, Río de Janeiro.

Estos son ejemplos de un proyecto genocida de la población negra en nuestro país. Las máscaras del mito de la democracia caen todos los días cuando seguimos los mapas de violencia en varios estados, ya sea en número de presos, víctimas de la violencia policial, masacres y muertes bárbaras a causa del racismo, como fue el caso de Moise. La demostración que muestra este caso de cómo se naturaliza el racismo es clara en todos los sentidos.

¡Así tratan a los jóvenes negros! Moise se quejó de retraso en el pago y fue golpeado y atado públicamente. ¡La humillación de tener que cobrar su propio salario y seguir siendo torturado públicamente, como en tiempos de la esclavitud, muestra cómo el racismo en Brasil sigue siendo muy preocupante! Los asesinos no parecieron avergonzarse, ya que hay una fuerte naturalización, tanto de la mano de obra negra y precaria y el silenciamiento de estos cuerpos, como del trato inhumano que la estructura racial y desigual de Brasil puede proporcionar.

El Estado brasileño debe responsabilizarse por la muerte de Moise y dar a su familia todas las garantías y derechos. Además, el quiosco de Tropicália y los asesinos también deben ser responsabilizados. Hay que dar el mensaje de que no aceptamos este tipo de barbarie, después de todo, muchos jóvenes refugiados viven en Brasil bajo un régimen de trabajo precario que llevó a la muerte de los jóvenes congoleños; muchos africanos que viven aquí son tratados humillantemente en los lugares de trabajo, universidades y varios sectores de nuestra sociedad. Nuestra lucha es por el pueblo negro y no podemos aceptar que los racistas en nuestro país sigan perpetuando esta forma de dominación y agresión. La lucha antirracista debe expandirse cada día, y que el sentimiento de injusticia que ha conmocionado a Brasil en los últimos días sirva de gasolina para encender el sentimiento de indignación de la mayoría de la clase obrera negra de nuestro país, debemos hacer una gran levantamiento negro en defensa de la vida de los negros y por más derechos. Estamos dispuestos a disputar en la sociedad que el racismo sigue siendo un mal arraigado en la sociedad brasileña, y que debe ser combatido a través de la lucha antirracista.

Así que el próximo sábado 5 estaremos pidiendo ¡Justicia para Moise! Ya hay convocatorias para eventos en Río de Janeiro, São Paulo y Minas Gerais. El acto de Río de Janeiro está siendo convocado por la familia, la comunidad congoleña, el movimiento negro, movimientos sociales, partidos de izquierda, organizaciones de derechos humanos y gran parte de la sociedad civil. El acto tendrá lugar cerca del quiosco Tropicália, donde ocurrió el crimen, en el puesto 8 de Barra da Tijuca.

¡JUSTICIA PARA MOISÉS!

¡PAREN DE MATARNOS!

Profe. Josemar Carvalho es profesor de geografía y concejal del PSOL en São Gonçalo (RJ).

Zeneide Lima es directora del PSOL y de la Coordinación Nacional de Mudanzas.

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