Este viernes, 8 de marzo, día internacional de lucha de las mujeres, el movimiento feminista, como cada año, ocupará las calles en todo el mundo. En la última década, mientras hemos presenciado el fortalecimiento de la extrema derecha a nivel internacional, también hemos visto cómo las feministas son elevadas al papel de antagonistas de estos líderes y movimientos. A partir de esta posición de adversidad, también han sido una parte importante de las movilizaciones contra el programa conservador y neofascista en varios países.

Sabemos que, en Brasil e internacionalmente, la extrema derecha sigue fortalecida y articulada en redes transnacionales de carácter ultraconservador y neofascista para atacar los derechos de los trabajadores, las mujeres, la comunidad negra, LGBTQ+ y socavar la capacidad de autoorganización de la clase trabajadora. Ejemplos de esto son el probable regreso de Trump a la Casa Blanca, la complicidad con el genocidio perpetrado por Netanyahu contra el pueblo palestino o incluso la reciente victoria de Milei en Argentina.

Aunque en Brasil la derrota electoral de este proyecto se haya logrado después de mucha lucha en 2022, el arraigo de la ideología bolsonarista sigue dando sus frutos. Lo hemos observado en varios casos recientes en distintas ciudades del país, con ataques a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, el recrudecimiento del genocidio de la población negra y la perpetuación del pánico moral sobre las vidas LGBTQ+. Además, la manifestación bolsonarista del 25 de febrero en la Avenida Paulista, aunque no tuvo la fuerza que esperaban los bolsonaristas y fue incapaz de detener los ataques de la justicia burguesa contra la cúpula bolsonarista, demostró la lealtad de los fundamentalistas religiosos al expresidente, y también que su apoyo popular sigue siendo fuerte.

Nuestro camino por delante en la tarea de derrotar al bolsonarismo es arduo, pero tiene una importancia histórica. Para avanzar, necesitamos enfrentar al menos dos necesidades. La primera es volver a apostar por las calles y la movilización popular para hacer crecer la lucha por la prisión de Bolsonaro y todos sus aliados y cómplices. Combatir la posibilidad de amnistía para los crímenes cometidos por ese gobierno es esencial para avanzar hacia la justicia y relegar a estos señores al lugar al que pertenecen: el basurero de la historia. El movimiento feminista debe inaugurar esta jornada de lucha de exigencia de cárcel para Bolsonaro.

La segunda tarea es defender abierta y sin miedo nuestro programa y nuestras banderas históricas. La extrema derecha cautiva mentes y corazones al expresar sin vergüenza y en voz alta todo su programa reaccionario, misógino, racista, anti-LGBTQ+ y destructivo. Nuestra obligación es levantar firmemente nuestras banderas, sin ceder ante las presiones centristas de apaciguar nuestras demandas ante el peligro de la extrema derecha. Combatiremos la radicalidad destructiva de los fascistas con la radicalidad transformadora feminista.

Bajo el lema “Mujeres contra el fascismo! Por el derecho a existir y decidir”, el Colectivo Juntas! ocupará las calles hoy, llevando nuestras urgentes y históricas demandas, vinculando la lucha de las mujeres brasileñas y del mundo.

Los alarmantes índices de feminicidio en Brasil, que aumentan principalmente entre las mujeres negras, así como los fuertes indicios de una subnotificación elevada de casos de violencia de género, señalan la necesidad urgente de inversiones públicas en políticas en esta área. El perverso nuevo techo de gastos implementado por Haddad y Lula, de la mano del mercado, en la práctica no solo impedirá más inversiones en la lucha contra la violencia sino que reducirá el ya modesto presupuesto destinado a políticas para las mujeres. ¡Basta de ajustes sobre nuestras vidas!

En 2023, tuvimos un avance significativo en la lucha por el aborto legal en Brasil. El voto favorable de Rosa Weber a la ADPF 442, una acción iniciada por el PSOL y la Anis en el STF que pide la descriminalización del aborto en Brasil, tuvo una importancia histórica al reflejar un avance en la conciencia feminista de parte de nuestra sociedad en lo que respecta a la justicia reproductiva. Este movimiento fortaleció la lucha por el aborto legal, resultando en el 28 de septiembre más fuerte de los últimos años. Continuar levantando la bandera de la justicia reproductiva para todas las personas gestantes es una obligación del feminismo comprometido con las trabajadoras y que no cede ante las presiones fundamentalistas.

La lucha por justicia para Marielle debe seguir latente, y necesitamos respuestas urgentes sobre quiénes fueron los mandantes de este brutal asesinato que cobró la vida de nuestra compañera y de Anderson Gomes, pero hacer justicia también significa garantizar que la población negra acceda a derechos y condiciones de igualdad social.

Nuestra lucha en este 8M también es en solidaridad con la lucha del pueblo palestino contra el genocidio perpetrado por Israel, que ha cobrado la vida de decenas de miles de mujeres y niños, con la aquiescencia de las grandes potencias capitalistas. La lucha por una Palestina libre es una lucha feminista.

También salimos a las calles en solidaridad con las mujeres argentinas, que durante los últimos años han construido la multitudinaria marea verde, que ha inspirado a todo el mundo en la lucha por el aborto legal, y que ahora enfrentan al gobierno neofascista de Milei. Estaremos con una delegación de mujeres del MES y de Juntas!, junto con la Secretaría de Mujeres del PSOL, en Buenos Aires este 8M en una construcción de solidaridad feminista internacional.

La lucha feminista antifascista es crucial para el avance de nuestras banderas históricas y este 8M debe ser un ejemplo para el conjunto de los movimientos sociales, señalando el camino de las calles como fundamental para la derrota de la extrema derecha.

Carla Zanella es científica social y forma parte de la coordinación nacional de Juntas! y de la Secretaría de Mujeres del PSOL, milita en Rio Grande do Sul

Paula Kaufmann es científica social y jefa de gabinete de la diputada federal Sâmia Bomfim (PSOL-SP).