La desaparición de Bruno Pereira y Dom Phillips abre la violencia cotidiana contra las poblaciones indígenas, ribereñas y quilombolas (comunidades de ex esclavizados fugitivos) en el gobierno de Bolsonaro.

Durante la Cumbre de las Américas, evento organizado por Joe Biden para reafirmar su dominio sobre el continente, una conmoción internacional resonó en todo el planeta. Desde el 5 de junio se encuentran desaparecidos el indigenista Bruno Pereira y el periodista Dom Phillips. Bruno Pereira es funcionario de carrera de la Funai, licenciado desde 2019 por la política de desmantelamiento de los órganos de control impulsada por el gobierno de Bolsonaro, que actuaba en la ONG Univaja, en defensa de los pueblos indígenas del Vale do Javari. Phillips, periodista británico radicado en Brasil durante muchos años, colaboró ​​con prestigiosos periódicos de todo el mundo e investigó para un libro sobre las amenazas a la Amazonía.

Pereira y Phillips realizaban una expedición en la región del municipio de Atalaia do Norte (AM) cuando desaparecieron. La región es escenario de intensos conflictos, que involucran actividades ilegales de minería, pesca y tala que avanzan sobre territorios indígenas, además de ser una ruta para el narcotráfico internacional, actividad que se ha extendido y amenaza cada vez más a los pueblos de la Amazonía. Bruno Pereira ya había sido objeto de amenazas tras denunciar invasiones y actividades de pesca ilegal en el resguardo indígena. Dom Phillips, por su parte, ya había sido blanco de ataques del propio Jair Bolsonaro, que circula en video en grupos bolsonaristas, al entrevistarlo en 2019.

Los días posteriores a la desaparición estuvieron llenos de angustia para familiares, amigos y la opinión pública en busca de respuestas. El gobierno, en un principio, preparándose para la reunión sigilosa entre Bolsonaro y Biden, guardó silencio. Posteriormente, Bolsonaro culpó de su desaparición al indigenista y al periodista, pues estaban protagonizando “una aventura”. También llegaron declaraciones criminales y repugnantes del comando de la Funai, afirmando falsamente que a la pareja no se le permitía estar en la zona, y del Comando Militar de Amazonas, que publicó una nota, en un primer momento, diciendo que tenía todos los medios para llevar a cabo búsquedas de desaparecidos, cuyos nombres ni siquiera se mencionaron, pero que esperarían “órdenes superiores” para hacerlo.

Después del arresto del pescador Amarildo Oliveira, sospechoso del crimen, la semana pasada, este lunes (13) lo peor parece confirmarse: después de que los registros encontraron documentos y equipos de Bruno y Dom, la esposa de este último afirmó haber recibido información. de la embajada británica que los cuerpos habían sido encontrados. La Policía Federal, sin embargo, negó la información y dijo que los materiales biológicos encontrados serían sometidos a un examen pericial.

Los milicianos están en el poder

La desaparición de Bruno Pereira y Dom Phillips descubre la violencia cotidiana contra las poblaciones indígenas, ribereñas y quilombolas en el gobierno de Bolsonaro, que desmanteló los órganos de control y apoya, en el discurso y en la práctica, las acciones de deforestación y los intereses de los grupos criminales de usurpadores de tierras, madereros y buscadores, cimientos de su proyecto genocida.

Además de un gobierno que representa a la clase dominante y las posiciones más retrógradas, Bolsonaro organiza lo peor de la política brasileña: la acción de los milicianos para imponer su agenda por la fuerza en distintos puntos del país. En la región amazónica, en particular, existe un interés fundamental en aumentar el expolio de la tierra y de los recursos naturales y minerales, buque insignia del modelo de “(sub)desarrollo” bolsonarista. Para garantizarlos, el bolsonarismo no duda en amenazar con violencia y muerte a las poblaciones indígenas y sus tierras. Bolsonaro incluso ha puesto en marcha el juicio en el STF sobre el “marco legal” en la definición de tierras indígenas como tema central en su enfrentamiento golpista contra la corte y la organización de las elecciones de 2022.

Unir la lucha por la justicia de Bruno Pereira y Dom Phillips con la necesidad de derrotar al bolsonarismo

Es necesario unir todas las fuerzas para frenar la violencia política y el bolsonarismo. Como primer paso, se evidencia la necesidad de construir una línea unitaria de movilización, exigiendo respuestas a la desaparición de Bruno Rodrigues y Dom Phillips y la identificación de los responsables. La falta de respuestas hasta la fecha sobre los autores intelectuales y motivos del asesinato de Marielle Franco y Anderson Gomes debe dejar a la sociedad alerta y movilizada para enfrentar la fascistización y militización de los cuerpos de seguridad e inspección.

Por ejemplo, la propuesta de la diputada federal Vivi Reis (PSOL-PA), junto a la diputada Joenia Wapichana (Rede-RR) y un grupo de parlamentarios de oposición, de crear una Comisión Externa en la Cámara Federal para dar seguimiento al caso.

Al mismo tiempo, la lucha por la justicia y en defensa de la vida y los derechos de las poblaciones indígenas, ribereñas y quilombolas es un aspecto decisivo para enfrentar el bolsonarismo. ¡Nuestro mayor desafío en 2022, en las calles y en las urnas, es derrotar a Bolsonaro, sus planes golpistas y su séquito de milicianos y sicarios!

Israel Dutra – Secretario General del PSOL, es sociólogo, miembro de la dirección del partido y del Movimiento de Izquierda Socialista (MES).

Thiago Aguiar es Doctor en Sociología (USP).